
Paradigmes

Bret Easton Ellis, Blanco, traducció de Cruz Rodríguez Juiz, Penguin Random House, 2020.
Bret Easton Ellis, Blanco, traducció de Cruz Rodríguez Juiz, Penguin Random House, 2020.
Bret Easton Ellis, Blanco, traducció de Cruz Rodríguez Juiz, Penguin Random House, 2020.
Bret Easton Ellis, Blanco, traducció de Cruz Rodríguez Juiz, Penguin Random House, 2020.
Otro inquietante recordatorio de la desesperación por las finanzas de la gente y de que la única herramienta de la que disponen para ascender por la escalera económica es su chispeante y optimista reputación, con su falsa e impoluta apariencia… algo que únicamente intensifica la incesante preocupación, la infinita necesidad de gustar, gustar, gustar.
Bret Easton Ellis, Blanco, traducció de Cruz Rodríguez Juiz, Penguin Random House, 2020.
Bret Easton Ellis, Blanco, traducció de Cruz Rodríguez Juiz, Penguin Random House, 2020.
“No me identifico” se ha convertido en una forma de decir “No pienso verlo”, igual que “No conecto” quiero decir “No pienso leerlo ni escucharlo”. Cada vez se oye más esta especie de berrinche, y no solo de boca de los millenials, aunque la idea que esconde no atiende a ningún propósito progresista; margina no solo a los artistas, sino también, en última instancia, a todo el mundo. En esencia, es fascista.
Bret Easton Ellis, Blanco, traducció de Cruz Rodríguez Juiz, Penguin Random House, 2020.
Pero en esta fantasía “inclusiva” todo el mundo tiene que ser igual, debe compartir los mismos valores, la misma visión del mundo y el mismo sentido del humor. La cultura dominante insiste en ello una y otra vez… ¿Hasta cuándo? Una idea verdaderamente inclusiva de la comedia permitiría que los gays se burlaran de otros gays y de quienquiera que se les antojara y que los heterosexuales se burlaran de los gays y de todos los demàs. Si se eliminan los chistes de gays, ¿qué irá después?
Bret Easton Ellis, Blanco, traducció de Cruz Rodríguez Juiz, Penguin Random House, 2020.