
Observemos el movimiento de la superficie del agua, cómo se parece a una cabellera que tiene dos movimientos –uno depende de la densidad del cabello, el otro de la dirección de los rizos; así el agua forma ensortijados remolinos, una parte sigue el ímpetu de la corriente principal y la otra el del movimiento secundario y el de la vuelta de flujo.
Leonardo Da Vinci, Cuaderno de notas, Editorial Yerico, 1989.